16/01/2022

Por Carlos Bodanza. VOLVER

Silencio, el grito más poderoso

El silencio habla por si mismo: desde mediados de Diciembre el tema recurrente comenzó a ser la falta de lluvias.

El silencio habla por si mismo: desde mediados de Diciembre el tema recurrente comenzó a ser la falta de lluvias. Primero eran consultas, mirar pronósticos, pedir los famosos "Pronos", imágenes satelitales, comentarios, algunas fotos de los que siempre tienen algo para aportar, algún que otro comentario de manejo. A medida que fueron avanzando los días, comenzó el año y la cosa se puso jodida definitivamente: a la falta de agua se le agregó una sucesión de temperaturas que fueron poco a poco convirtiendo todo en un infierno.

Y se comenzó a generalizar, los muchos que siempre miraron con curiosidad esto de "vivir secos", empezaron a empatizar, se acabaron los tiempos de "doctrina" donde nos daban clases de manejo de pastizales, de momento de siembra, de aprovechamiento de cultivos, de tratamientos estratégicos, de monitoreos, etc, etc y de a poco también fue ganando cierto silencio, el factor más solidario en estos tiempos que alguien podría tener para todos aquellos productores, que están en la trinchera -más que nunca es la imagen - peleando y combatiendo, no para ganar una batalla, simplemente para llegar a salvo, como lo hemos dicho, para sobrevivir.

Hablar de desgracias siempre tiene un color a injusticia, muchas veces se hacen odiosas comparaciones, porque en algún lugar uno llega a leer "recomendaciones" que hablan de cortes tempranos, de pastoreos cortos, etc, cuando en estos pagos, no hay lugar para nada, ni siquiera para recomendaciones. Es como hablar de la necesidad de sombra: está claro, hay que tenerla, pero para el que no la tiene, es casi un insulto, es mirar hacia un futuro donde hoy es ya es tarde, seguramente la promesa de hacerla quedará, pero hoy hay hablar de ella, carece de demasiado sentido.

Alguien estuvo en un fuego alguna vez? Nadie duda de la importancia de las picadas, de los cortafuegos, pero en muchas ocasiones se habla del fuego con grandes conocimientos, con sapiencia, con recomendaciones, con lo que hay y no que hay que tener. Cuando estén en un fuego, cuando sea de esas tardes infernales de calor y viento, una vez más todo quedará supeditado a un gran y solidario momento: silencio. Como el que dejará el fuego, pasando picadas, rutas, caminos, cortafuegos y cuanto le pongan, salvo la suerte de pararlo con un contrafuego, ya que quienes realmente saben de fuego, sabrán que solo el fuego, la naturaleza y el silencio, son capaces de hacer algo para esos días donde toda la teoría, queda en la nada.

De los otros mejor no vamos a hablar, también haremos silencio, porque definitivamente, no sirven para nada. Porque no están, porque solo dicen presentes para recaudar, en las buenas, para ir por todo lo que haya que ir, vamos a decirlo con todas las letras, cagándose en el esfuerzo ajeno, ese que hoy cada productor encima si tiene la suerte de salir adelante con la campaña de gruesa, igual tendrá que pagar retenciones, igual se le descontará el dólar irreal oficial, para que después veamos los funcionarios del gobierno, vacacionando por el mundo, sin importarles la pandemia, la crisis económica, el sufrimiento de muchos, absolutamente nada, eso es la política, el arte de salvarse a sí mismo y a las propias ideologías.

De nada sirve sentirse la víctima de todo esto, porque no podemos vivir del lamento de "que no me llueve", porque también, son las reglas del juego. Porque tampoco de nada sirve quejarnos del sistema político, porque el campo, tampoco ha hecho demasiado para cambiar este sistema. Porque no podemos culpar a los dirigentes, que son tan solo la muestra de lo que somos como sector, las entidades, son el fruto de la apatía y del no compromiso, no son el problema, son la consecuencia.

Una vez más a todos aquellos con los cuales compartimos este camino de la producción, compartimos esta angustia por la sequía, sobrellevamos el dolor de ver como un gobierno solo piensa en como extraer sin importar sus consecuencias y hasta una sociedad que a veces injustamente y sin la menor idea, juzga al sector, sin saber todo lo que allí pasa y el dolor que esa incertidumbre le genera.

Por eso, solo resta esperar y como dice la oración de Jhon Dutton en Yellostone, "señor, danos lluvia y algo de suerte, nosotros haremos el resto". A lo que yo agregaría, danos lluvias, que el resto, haremos silencio.

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