El mercado ganadero comenzó a moverse en los últimos días de la mano del clima, un factor que provocó la suspensión y postergación de remates ferias en gran parte de la provincia, mientras que el territorio se divide entre humedad y sequía, marcando diferentes realidades, pero bien sabemos que lo que ocurra en provincia de Buenos aires, es tal vez el termómetro de los precios de referencia que analizamos cotidianamente.

El caso del mercado de Liniers, mostró parte de ese clima marcando ingresos moderados, que lógicamente llevan de la mano una menor selectividad y mejores precios, más allá de una firmeza de precios que poco a poco va llegando al mercado de consumo, prácticamente sin relación alguna con el valor de reposición que ahora también, se irá juntando con el faltante normal post zafra, del ternero tradicional y que recién ahora comenzará a encontrar los partos de julio, los terneros de otoño y un bache en oferta, que no dará lugar a los reacomodamientos que algunos aseguran tienen que llegar, para un ternero de invernada que prácticamente ha copiado al dólar blue.

El consumo continúa sostenido, a pesar de la debacle económica, que llegó para quedarse y que a la vista está, el futuro no es justamente promisorio a la hora de los bolsillos, mientras que la exportación sigue haciendo fuerza, sin los mejores valores, pero sin dudas, logrando en un momento de crisis generalizada, que el mercado ganadero siga casi al margen de todo el resto de problemas a la hora de los números.

Analizando el gordo liviano, los promedios se situaron en 102-105$ para novillitos y vaquillonas, ganó algo de valor el novillo y sobre todo la vaca, parece poco a poco ir recuperándose, a pesar de que sus mejores valores ya se vieron en plena demanda China, sin dudas la limpieza de vientres realizada por este comprador, ha sido uno de los mejores regalos que ha recibido el criador argentino en los últimos años.

Hay toda una gama de variables que siguen rodando en el aire y que lejos están por el momento de decantar, por eso a la hora de hacer los números, las cosas están muy complicadas en materia de cálculos de márgenes, de costos y rentabilidad. Lo único cierto, es que para muchos, el único capital posible en medio de las crisis, son aquellos bienes visibles, fácilmente negociables y que ante cualquier crisis, corrida y explosión financiera, pueda ser contado dentro de un corral y sin mayores sobresaltos.

Por eso tal vez, los vientres son el mayor ejemplo de cómo volver a las fuentes, cuando en pleno terremoto, una vaca con un ternero en su interior, se parece mucho a un edificio construido para afrontar terremotos. Alguien tildo en estos días, que comprar un ternero a los valores actuales, es comprar una "piedra lunar", asegurando que se está adquiriendo un bien difícil de cambiar y valorizar. Sin dudas, para muchos, esas piedras, son el mejor valor de cambio para un país que hace rato en cuestiones económicas, vive en la luna.