26/01/2020

Por Carlos Bodanza. VOLVER

La sociedad está ovalada

En estos días pareciera ser que el único de los problemas de nuestra sociedad, está en el rugby. Un juego que para muchos encierra violencia, fuerza desmedida, espíritu corporativo y engendra tragedias fuera de la cancha, pero claramente nacen en ella. Ese es al menos, el análisis simplista de una sociedad, que parece muy dispuesta a no mirarse al espejo.

Todos hablan de rugby, buscando un culpable a los graves problemas que no estamos dispuestos a resolver. Acaso es el rugby el responsable de que una previa arranque a las 6 de la tarde y termine a las 6 de la mañana? Podríamos debatir horas sobre que pretendemos de la sociedad, de nuestros jóvenes y de nuestra particular visión de cómo divertirnos, pero claramente no hay absolutamente nadie dispuesto, a cambiar un formato social que a esta altura, difícilmente tenga cura alguna. Para burla, sobra un botón: prueben comprar un vinito para el asado a las 21 hs con media década de años encima y verán como la cajera del supermercado nos cuida de generar una gresca con el matambre y el malbec. Burlesco.

Claramente, el rugby es el culpable de que cómo los primates y los Argentinos no somos parientes tan lejanos, las hinchadas de dos clubes de fútbol, no pueden juntarse en una cancha, debido a que aún no estamos evolucionados mentalmente, para que quien simpatiza por otro color, no dispare, no acuchille o no se la tome con el primer policía de turno, si el equipo contrario, tomare la osadía de convertir un gol en la valla de la cual simpatizamos. Por culpa del rugby, los cientos de muertos en canchas de fútbol, no pueden ver a su equipo jugar de visitante.

El país está ovalado, no caben dudas. Por eso mismo cada vez que algún noble ciudadano, encubierto con un pasamontaña, un palo y banderas de su sindicato, gremio, movimiento o cuanta fauna represente, sea invitado por quienes intentan poner orden en la calle, rápidamente emprenderán a palazos, piedrazos, alguna bomba casera y porque no algún disparo, contra la ley, los comercios vecinos, las víctimas que casualmente pasaron por el lugar, etc, quienes serán liberados bajo la figura de manifestantes a las pocas horas de encerrados.

Ese mismo rugby que ha hecho que hoy, jóvenes que apenas se afeitan, puedan votar, pero de ninguna manera ser responsables de sus actos, de allí a que, para delinquir libremente en la Argentina, la única condición indispensable, es no tener 18 años, mientras tanto, todo es posible, porque nuestra justicia, protege a los tiernos niños de 16 o 17, para que roben, rompan y maten si es necesario, ya que aún no están preparados, para ser responsables de sus actos, salvo del voto claro.

La culpa es del rugby, no caben dudas. Por eso seguramente en Nueva Zelanda, Australia, Francia o Inglaterra, los rugbiers no causan este tipo de inconvenientes, porque juegan al rugby en países civilizados y porque las reglas dentro de la cancha, son similares a las de afuera. Si pegás intencionadamente, si pateas a alguien y si no cumplís las reglas, tu sanción, tu condena, puede ser de por vida, dentro o fuera de la cancha.

No hay culpables en el deporte, los responsables están sueltos. Tienen nombres diferentes, cargos diferentes, clases diferentes. La sociedad los conoce como padres que deberían educar a sus hijos, en algunos lugares los llaman maestros o entrenadores que deberían formar a los jóvenes, los más exigentes los apodan como jueces que deberían impartir justicia haciendo cumplir las leyes y los más lamentables los llaman políticos, que no deberían vivir bajo el único formato del facilismo popular. No busquen más en ningún lugar lo que está a la vista: no hay peor ciego, que el que no quiere ver.

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